Vamos a empezar la sección de recetas con una muy sencilla pero muy socorrida. A casi todo el mundo nos gusta la pasta. Además es facilísima de hacer y barata.
En este caso y ahora que llega el veranito, vamos a hacer una ensalada. Yo la pongo muchas veces cuando viene gente a casa y suele tener mucho éxito. A ver qué os parece.
Los ingredientes son:
- Pasta. Recomiendo la de colores para que haga mono. Si no tenéis, o si os han sobrado macarrones cocidos de otra vez, sirve igual. Mi bisabuela siempre decía que no se tira nada y si cocemos más pasta de la cuenta se puede guardar y hacer en ensalada.
- Jamón de york. Yo compro unas barritas y hago tacos. Pero vuelvo a lo mismo, valen lonchas que hayan sobrado. Y también sirve fiambre de pavo o pollo.
- Aceitunas negras. Sin hueso para facilitar el asunto.
- Tomates cherry. Son muy dulces y quedan tan bonitos… si no, pues oye, tomates de toda la vida de dios hechos cuadraditos y punto.
- Hojas verdes, a mí me gusta como queda la rúcula, pero valen canónigos, lechugas moradas o hojas de geranio. Lo mismo da.
- Se le puede poner cuadritos de queso blanco tipo de Burgos, pero como yo soy alérgica a los lácteos como que paso.
- Aliño de aceite de oliva y orégano.
El modo de hacer la ensalada es para tontos. Se cuece la pasta (olla con agua y sal hirviendo, se echa la pasta y se cuece el tiempo que pone en el paquete, no me seáis necios, coño). Recomiendo enjuagarla con agua fría una vez cocida para que se quede suelta y no se pegue. Se hacen cuadritos con el jamón de york, rodajitas con las aceitunas y se parten los tomatitos por la mitad. Se mezcla todo.
Y aquí viene es súper truco: se aliña la ensalada con aceite de oliva del güeno-güeno y orégano picado. Parece mentira, pero el orégano cambia la historia por completo.
Espero que os guste. Queda rico-rico.